que julio rompió a calor,
la mano de un traidor
se esconde tras la cortina.
Con su guadaña asesina,
la mano cortó a la flor,
y la baba, en derredor,
al patio torna en espina.
¡Ay, mano oculta que espera,
emboscada en su locura,
afilarse la tijera!
¿No entiendes, en tu ceguera,
que el brote de tu amargura
es retoño en primavera?
(Dedicado a mi vecino Martillazos, con todo mi afecto, por el "desinteresado" trabajo de jardinería que realizó la otra tarde sobre nuestras plantas. Con el anhelo de que éste se repita cada año, evitándome la ingrata tarea de desenredar la maraña de espinas en la que conviven un jazmín y un rosal trepador, espero que sepas apreciar mi gratitud en este sonetillo, improvisado para la ocasión y con la única pretensión literaria de mostrarle al mundo lo gilipollas que puedes llegar a ser. Gracias querido tonto)