¿Qué es Enred@ndo?

Aún tratándose de un blog personal, Enred@ndo no pretende ser la página de mis confesiones íntimas, ni mucho menos, aburrir con un sentido práctico-profesional. Se trata más bien de un blog para el que viene y va por la red sin mirar atrás, donde la ficción y la realidad convivan sobre nuestros enredos cotidianos con el desparpajo del que se siente un neófito en esta nueva forma de compartir.

miércoles, 24 de febrero de 2010

La diferencia entre culpabilidad y responsabilidad

Esta tarde mi hijo de seis años, nada más bajarse del autobus, me ha dicho

Papá, tengo una mala noticia. He perdido una zapatilla de deporte.

Y mi reacción ha sido tan tranquila como firme, sin aspavientos ni sobreactuaciones aunque rígido como un pino de navidad, según la propia definición que mi hijo ha hecho de la pose.

Pues hijo haremos una cosa, estarás castigado sin ver dibujos en la tele, tantos días como los que pasen hasta que aparezca.

Os podéis imaginar el berrinche que se ha llevado. Ha pasado por todos los estados de enojo infantil posibles. Primero, unos pucheros de los que se te clavan en el alma para romper la tensión del momento, seguidos de un par de miradas de petición de indulgencia, clavando la barbilla en el pecho con la vista levantada como si mirara por encima de una gafas. La verdad, aunque he tenido que tragar saliva un par de veces, no le ha servido de mucho y ha pasado a mayores negando el castigo, a continuación, y buscando culpables como último recurso, envuelto ya en un llanto penoso de lágrimas de medio litro.

La culpa es de la mochila que se me abre sola y seguro que se me ha caído después de atletismo. Además, Íñigo tiene la costumbre de coger las zapatillas de los demás niños y tirarlas hacia arriba.
Ya imagino que no ha sido adrede le he dicho para intentar calmarlo un poco pero entiende que el hecho de que no seas culpable no te exime de ser responsable del cuidado de tu material escolar.

El pobre mío se ha quedado sin argumentos, compungido, quizás pensando que su padre estaba siendo injusto con él, quizás pensando que su descuido había sido una falta muy grave. Entonces me ha vuelto a mirar y me ha dicho "Lo siento, papá".

Esta tarde mi hijo de seis años, nada más bajarse del autobus, ha recibido una de esas pequeñas lecciones que se quedan en el subconsciente para el resto de su vida, y por el tono de su último lamento estoy seguro de que ha aprendido la diferencia entre culpabilidad y responsabilidad, lo cual me ha llevado a una reflexión algo más profunda.

¿Alguna vez nuestro querido presidente del gobierno fue castigado por perder una zapatilla en el colegio? ¿Acaso lo fue siquiera por perder el sacapuntas? Yo creo que no, porque entonces admitiría que, aun no siendo culpable de los desmanes que han conducido a la actual crisis económica, hoy por hoy, es el único al que exigirle responsabilidades, y por tanto, el único responsable. Y cuanto menos, si no sabe salir de ésta podría decir aquello de "lo siento".